Un Dulce Recuerdo (artículo para Almuerzos y Cenas Magazine Gourmet)

Un Dulce Recuerdo

Por: Roberto Ferreyros O'Hara 

Laborando este fin de semana tuve en mi barra un pedido muy inusual, una persona me pidió muchas veces el conocido coctel de Algarrobina, pero con la singularidad de quererlo “sin hielo”, y me hizo transportarme a mi infancia, donde con mi primo Pulgo, siempre tratábamos de hacer un ponche con la batidora y totalmente ignorantes del uso de hielo, y del procedimiento, tratando de recordar, ¿Cómo era que Fabiola lo hacía? y discutiendo sobre cómo se le separa la yema de lo demás para terminar en  el consabido que “¡importa échale todo!”. Por supuesto que en esos años lo hacíamos como medio a escondidas y medio a modo de travesura, pero no deje de esbozar una sonrisa por esa bonita remembranza.

Luego me puse a pensar en que esta maravilla de coctel era únicamente exclusividad de nosotros, no siendo tan difundido como nuestro ya renombrado Pisco Sour, hoy me he propuesto dedicarle estas líneas a modo de presentárselo a quien tenga la mala suerte de aún no conocerlo, más allá de nuestra cultura y frontera… entonces aquí empiezo por el principio:


El Algarrobo es un árbol longevo que crece principalmente en las partes más secas de Perú, Ecuador y Colombia y pertenece a la familia de las leguminosas, se cree que su uso es prehistórico en Hispanoamérica pues el célebre explorador Antonio Raimondi encontró ídolos Pre Colombinos tallados en madera de algarrobo.

El fruto es una vaina que cuando está madura se hierve para obtener los azucares naturales concentrados; luego se prensan las vainas y el extracto que se consigue es filtrado sometiéndolo a un proceso de evaporación hasta llegar a un punto en que obtiene un carácter viscoso del cual nace la algarrobina, producto oriundo del Perú fabricado principalmente en la hermosa ciudad de Piura ubicada en la costa norte del país. Entre las propiedades que se le atribuyen a este producto se encuentran el fortalecimiento de los pulmones y el combatir la disfunción erótica.


El cóctel de algarrobina empezó siendo un ponche casero, en los que se empleaba la batidora de mano y un tazón, luego la coctelería lo adopto con el uso de coctelera o licuadora.

Según cuenta el investigador Alemán Hans Heinrich Brüning; los Jesuitas españoles del este de Chiclayo, preparaban una bebida en base a la combinación de vino, huevos y azúcar que gozaba de mucha popularidad.

Un siglo más tarde el intercambio comercial entre las provincias de Cajamarca y Chiclayo dio como resultado la utilización del conocido “Yonque” (aguardiente de caña) que se producía en Cajamarca, (y que no tiene nada que envidiarle a su homóloga Brasilera) y en ciudades como Pomalca o Cayaltí se probó con buen agrado variaciones del ponche utilizando la miel de algarrobina de Piura, por ser más densa y darle un dulzor especial característico.

A comienzos del siglo XX con el inicio de la producción de ron en el norte del país, se hizo una variación reemplazando el Yonke que era de sabor más seco y fuerte, para terminar de afianzar la receta definitivamente al poco tiempo con el uso de nuestro pisco peruano, de inconfundible sabor y que ya se encontraba más difundido a nivel nacional.
Siempre me ha gustado el promover variaciones de cocteles en base a conocidas recetas, o he apelado a la creatividad de cada quien, para al final darles una receta distinta, pero
esta vez creo necesario el darles la receta de este coctel tal y cual yo la hago en mi barra y como vi que goza de aceptación entre las personas a quienes se lo he brindado, y como espero que este coctel sea por demás compartido, voy a darles las proporciones para que llenen la licuadora y tengan para compartir en familia y entre casa, allá donde les toque estar y puedan conseguir la riquísima algarrobina peruana.

Tips de Actitud:

Nunca dejes de brindarle al cliente lo que pida, pero si el pedido es muy extravagante y va un poco en contra de lo que debe ser, no dejes de decirle, sin hacerlo sentir ignorante, de que como “el bien sabe” lo que pide es un gusto que difiere un poco con la receta original en el caso de que sea una receta, y le dices, “como sabe usted” la receta original contiene tales ingredientes, y si lo hago como me pide es ya por gusto y cuenta propios. De esa forma dejas saber al cliente que él está tomando la decisión y que después no hay opción a reclamo, como una vez que un cliente me pidió la extravagancia de servirle una botella de Johnnie Walker Blue Label en una torre de vasos y con una bandeja debajo para que el que pierda una apuesta de entre sus amigos, bebiera directamente de la bandeja, a lo cual al decirle lo que arriba expongo, no tuve inconveniente en hacerlo, y mucho menos tuve falta alguna cuando mi supervisor me preguntaba con toda razón, “¡Qué rayos estaba haciendo!”.